La imaginación.*

Imagino mil veces el mundo lleno de esperanzas,
deseos, ilusiones, creaciones,
sueños y realidades distorsionadas
que crea mi imaginación...

Creo mundos perfectos,
universos circumcéntricos que poco a poco,
se entrelazan entre sí 
y forman un todo enormemente pequeño
en ésta inmensidad absurda
que a veces llega a ser mi alma... 

Pienso... 

Creo... 

Sueños perfectos, etéreos,
como un gas que no tiene fin, 

ese gas con alcance infinito,
esa voz dulce y melodiosa
que me endulza el corazón
y a la vez lo rompe... 

Sueño mis ángeles con leves y opáceas plumas, 

con alas preciosas,
sin rostro, sin habla,
sus manos tan suaves, 

su olor primaveral...

Su tacto,
su forma de acariciarme...

Son los seres que me acompañan
en los buenos momentos... 

Tan angelicales... 

Tan puros... 

Y sueño diablos.. 

Sueño criaturas procedentes del infierno, 

criaturas inmundas del averno, sedientas de sangre...

Éstas se alimentan de mis malos momentos,
de mis tristezas, mis angustias, mis depresiones,
mis recaídas en temas a los que aún no encontré salida...

Se alimentan de mi parte oscura y tenebrosa,
de mi rábia, de mi fúria, de mis reacciones,
de mis malas sensaciones...

Seres inhumanos, fantasmas, náyades malignas... 

Pero con la práctica voy aprendiendo a reflexionar,
para no crearlos en mi mente,
en mis pesadillas... 

Creo jardines de cerezos en flor, 

creo bosques inmensos,
áridos desiertos,
cielos de nubes repletos, 

mares de infinita extensión, 

ríos silenciosos y calmos... 

Creo... 

Creo sensaciones... 

Creo historias... 

Creo situaciones extrañas... 

Creo actos que nunca haría,
cosas a las que nunca me atrevería... 

Y así, en mi imaginación...

Creo mil cosas cada una con su propia función. 

De unas se ocupa mi alma,
de otras mi cerebro
y de muchas otras mi corazón. 

Siento ser el rey del mundo
al dominar cada situación,  

al poder encontrar
a cualquier problema su solución. 

Ser imaginativo,
externa e internamente es un don,  

del que no carezco y me lo merezco. 

Todos tenemos derecho a mejorar
la realidad a nuestra libre elección. 

Con eso muchas veces
daño nos hacemos,  

y lo sabemos,

pero aún así:

en ello caemos. 

Un simple texto. 

Una simple melodía. 

Una simple creación. 

Todo es consecuencia... 

Del poder que nos regala: 

La imaginación. 

Mazzu Saintz.*