viernes, 13 de febrero de 2015

Un día...*

Un día despertaré ignorante,
y sin apenas sospecharlo
al final del día 
habré dejado de ser yo 
a ser nosotros
de ése día en adelante...

Un día, no muy lejano,
mi día a día ya no será como era antes,
mis planes no serán sólo decisión mía
y echaré de menos que no lo sean,
o quizás no tanto como creo ahora... 

Un día, no muy lejano, 
dejaré de preocuparme 
por saber con quién 
y en qué cama dormiré ésta noche,
porque quizás no sepa el lugar
pero sé que será contigo... 

Un día, no muy lejano, 
no tendré miedo de despertar y ver 
a alguien a quién apenas quiero a mi lado, 
con quién de seguro habré tenido 
ese sexo con un toque de cariño, 
porque al despertar a tu lado, 
y aunque no es necesario para nada, 
sabré que habré hecho el amor, 
con cada ínfimo pellizco de mi alma... 

Un día, no muy lejano,
dejaré de regalarle cartas invisibles
a ese ángel que habita mis sueños,
porque ese angel ya tendrá manos
que sostendrán el papel 
en el cuál habré escrito letras como éstas,
que otras personas no supieron valorar, 
pero que tú abrazarás de vez en cuándo 
después de no haber podido evitar llorar... 

Un día, más cerca de lo que parece, 
dejaré de caminar 
con las manos en los bolsillos, 
y llevaré de la mano a una princesa, 
que quizás para los demás 
no tenga valor alguno,
pero para mí, 
será la reina de mi mundo.

Un día, que casi puedo tocar,
sabré que todo lo aprendido
a lo largo del camino, 
entre todos los lloros, 
las risas y el cariño 
de familia y amigos, 
se me planta delante el destino
para parafrasear de nuevo 
la misma frase de siempre:
"ahora te toca a ti, sentirte vivo."

Un día, que no espero en absoluto, 
el corazón que habrá conseguido 
unir todas las piezas 
y estará de nuevo listo 
para otra carrera,
querrá jugar de nuevo, 
pensando que ésta vez,
valdrá un poco más la pena, 
que la vida muy lejos de ser mala, 
es muy buena y que si no desesperas, 
te demuestra una y otra vez
que vale la pena la espera... 

Un día, que se esconde tímido
entre la niebla de aquellas mañanas
que caminando no ves nada entre la bruma, 
nacerá de algún lado inesperado 
el amor tan deseado,
que de tan ansiado 
por ambas partes 
crecerá como la espuma...

Un día, éste sí, ya no tan cercano, 
dejaremos de ser un par a ser tres
y no temas por lo que ahora digo:
quizás amaré a otra mujer, 
o quizás al fin y al cabo, 
acabe amando a un hombre, 
pero no temas, te repito, 
todo dependerá del sexo 
que tenga nuestro primer hijo...

Un día, como si fuera una sorpresa, 
quizás ya no estaré sólo 
escribiendo sueños a las cinco de la madrugada,
siguiendo como ritmo de escritura el tic-taqueo 
que hace el segundero del reloj, 
para cambiarlo por el compás
que hace tu respiración 
mientras tranquilamente, 
duermes a mi lado...

Y en fin, un día, 
todo cambiará de una manera preciosa 
y espero que estés lista para mis imperfecciones
que te aseguro son más que todos mis dones, 
porque yo prometo amar las tuyas 
y apreciarte como se aprecia 
una sinfonía de violín,
llorando por dentro al principio
y acabar llorando por fuera al fin... 

Deseo encontrar a mi doble secreto, 
ese ser que entienda el amor 
como yo lo entiendo, 
como algo que pase lo que pase, 
sea lo que sea, 
mimo, cuido y protejo, 
por el que lucho, sudo
e incluso lloro sin miedo, 
porque es aquello
que más valoro en el universo... 

Un día, ni el sexo ni el dinero, 
conseguirán valer suficiente
para poder comprar lo que siente 
mi corazón ahora mismo, 
sin ni siquiera haberte conocido...

Mi amor, aquí sentado en mi cama, 
te estoy esperando, 
casi sintiendo el calor de tu mano en mi mano,
y apenas me queda decirte:
nos encontraremos un día, 
no sé dónde, 
ni cómo, 
ni cuándo,
lo único que si sé es: 
que no está muy lejano...


Mazzu Saintz.*